Durante las últimas cuatro décadas, la psicofarmacología se ha convertido en una herramienta importante en el arsenal terapéutico para pacientes con trastornos psiquiátricos. Los primeros días giraba en torno a los antipsicóticos de primera generación y los antidepresivos. Desde entonces hemos visto la introducción de una serie de fármacos con diferentes mecanismos de acción, de forma que hoy tenemos muchas más herramientas en nuestro arsenal. Aún así, tenemos muchos pacientes con los llamados trastornos refractarios, que tienen la necesidad de más agentes con mecanismos de acción únicos. Tales esfuerzos ofrecen una esperanza considerable tanto a los médicos como a los pacientes. El texto une elegantemente los aspectos clave de los estudios preclínicos y clínicos de farmacología, la bioestadística, la farmacogenética y la práctica clínica, de forma que esta unión permitirá al lector comprender las cuestiones clave en la investigación y evaluación de fármacos que determina si un agente o una prueba de laboratorio es aceptada en la práctica clínica y, en última instancia, es utilizada en la práctica diaria.